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El convenio regulador en el divorcio: claves legales, contenido y errores a evitar


Una guía completa sobre el documento esencial en los divorcios de mutuo acuerdo: qué debe incluir, por qué es tan importante y cómo evitar problemas futuros al redactarlo.

Cuando una pareja decide divorciarse de mutuo acuerdo, el convenio regulador se convierte en el documento más importante de todo el proceso. En Asturias, como en el resto de España, este acuerdo escrito establece las normas que regirán las relaciones familiares tras el divorcio: custodia de los hijos, régimen de visitas, pensión alimenticia, uso de la vivienda, reparto de bienes, entre otros aspectos esenciales.

Este convenio tiene una doble función:

  • Organiza de mutuo acuerdo cómo será la vida familiar tras la ruptura.

  • Es un requisito legal obligatorio: el juez debe aprobarlo para conceder el divorcio. Si el contenido respeta la ley y protege adecuadamente los derechos de los hijos y de ambos cónyuges, el convenio se incorpora a la sentencia con plena validez jurídica.

Incluso en los divorcios contenciosos, aunque no haya acuerdo entre las partes, muchas de estas cuestiones se regularán judicialmente en la sentencia. Por eso, siempre es preferible que sean los propios cónyuges quienes decidan y pacten las condiciones de su ruptura, en lugar de dejarlo en manos del juzgado.


Contenido obligatorio del convenio regulador (según el Código Civil)

El artículo 90 del Código Civil establece los elementos mínimos que debe incluir todo convenio regulador para que sea válido:

1. Guarda y custodia de los hijos menores y ejercicio de la patria potestad

Debe especificarse con quién residirán habitualmente los hijos (custodia monoparental o compartida) y cómo se ejercerá la patria potestad (normalmente conjunta). También debe incluirse el régimen de visitas del progenitor no custodio.

2. Régimen de visitas de otros familiares

Puede contemplarse el derecho de visita de los abuelos u otros parientes, si se estima que su mantenimiento es beneficioso para los menores. Aunque no es obligatorio, es recomendable cuando existen lazos familiares estrechos.

3. Destino de los animales de compañía

Desde la reforma legal de 2022, el convenio debe indicar qué ocurrirá con las mascotas: quién se hará cargo de ellas, cómo se repartirán los cuidados, gastos, y visitas, teniendo en cuenta siempre el bienestar del animal.

4. Uso de la vivienda familiar y del ajuar doméstico

Se determina quién ocupará la vivienda habitual tras el divorcio. Si hay hijos menores, lo habitual es que el uso se atribuya a ellos y al progenitor custodio. También puede pactarse su venta o reparto.

5. Contribución a las cargas familiares y pensión de alimentos

Es necesario fijar la pensión alimenticia para los hijos: importe, periodicidad, forma de pago y, en su caso, actualización anual (por ejemplo, conforme al IPC). Además, deben abordarse los gastos extraordinarios y su distribución entre los progenitores.

6. Liquidación del régimen económico matrimonial

Si el matrimonio estaba sujeto al régimen de gananciales, cabe realizar su liquidación en el propio convenio: enumerar bienes y deudas, repartirlos o acordar su venta y división del valor.

7. Pensión compensatoria (si procede)

Se debe valorar si uno de los cónyuges tiene derecho a una pensión compensatoria por desequilibrio económico (art. 97 del Código Civil). Si se reconoce, se fijará su cuantía, duración o condiciones de extinción.

Además de estos contenidos mínimos, las partes pueden incluir pactos adicionales, siempre que no infrinjan la ley ni perjudiquen a terceros: reparto de vehículos, deudas comunes, negocios familiares, cuentas bancarias, etc.

Una vez firmado, el convenio se presenta junto con la demanda de divorcio. El juez, previa revisión del Ministerio Fiscal si hay menores, lo aprobará si cumple la legalidad y no perjudica gravemente a ninguna de las partes.


Importancia de un buen convenio regulador

El convenio regulador es mucho más que un trámite: es la base de la nueva vida familiar tras el divorcio. Su redacción rigurosa y detallada puede evitar muchos conflictos futuros. Estas son algunas razones por las que resulta esencial:

Evita disputas posteriores

Un convenio bien formulado reduce la posibilidad de interpretaciones contradictorias. Por ejemplo, establecer horarios precisos de recogida de los hijos o períodos de vacaciones evita malentendidos innecesarios.

Tiene fuerza ejecutiva

Una vez aprobado, tiene valor de sentencia judicial. Si una de las partes incumple lo pactado (por ejemplo, no paga la pensión o impide las visitas), el otro podrá exigir su cumplimiento ante el juzgado.

Puede modificarse si cambian las circunstancias

Aunque tiene efectos vinculantes, el convenio puede ser objeto de modificación judicial si varían las circunstancias (paro, mudanza, problemas de salud, etc.). Mientras no se modifique, lo pactado debe cumplirse en sus términos.

Proporciona estabilidad a los hijos

Cuando el convenio está bien estructurado y centrado en el interés superior del menor, ofrece seguridad a los hijos: saben qué esperar, con quién vivirán, cómo será su relación con ambos progenitores, y cómo se cubrirán sus necesidades.


Errores frecuentes en la redacción del convenio

Aunque las partes actúen de buena fe, es común que se cometan ciertos errores que pueden generar problemas jurídicos o familiares:

1. Falta de concreción

Frases como “visitas razonables” o “pensión conforme a las necesidades” son vagas. Es preferible usar términos cuantificables: horarios específicos, importes fijos o fórmulas objetivas.

2. No prever gastos extraordinarios

Es fundamental distinguir qué se entiende por gasto extraordinario y cómo se costearán (por ejemplo: dentista, gafas, actividades extraescolares). Su omisión genera conflictos frecuentes.

3. Olvidar la actualización de las pensiones

La pensión alimenticia debe actualizarse anualmente. Incluir una cláusula que establezca su revisión según el IPC evita que pierda valor con el tiempo.

4. Redacción de pensiones compensatorias sin límite

En ocasiones se pacta una pensión compensatoria sin condiciones de revisión ni plazo. Es recomendable establecer criterios claros de extinción o revisión (por ejemplo: al obtener empleo o en un plazo determinado).

5. No incluir particularidades de la familia

Cada familia tiene sus circunstancias. Si hay hijos con necesidades especiales, mascotas, patrimonio singular o empresas familiares, deben regularse expresamente en el convenio.

6. Lenguaje excesivamente técnico

El convenio debe ser comprensible para las partes. Si el texto está redactado en términos jurídicos complejos, es responsabilidad del abogado explicarlo con claridad antes de firmarlo.


Conclusión

El convenio regulador es el documento clave en los divorcios de mutuo acuerdo. Su correcta redacción no solo es un requisito legal, sino la herramienta que garantizará una convivencia ordenada y justa tras la ruptura.

Dedicar tiempo a su negociación, ajustarlo a la realidad de la familia y dejarse asesorar por un abogado especialista en derecho de familia es fundamental para evitar problemas en el futuro


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